HUMOR SAPIENS SAPIENS: RÍO, LUEGO EXISTO

En la Grecia antigua, Aristóteles definió al hombre como un ser capaz de razonar sobre sí
mismo y sobre todo aquello que le rodea. Esta capacidad de reflexión resultó ser
determinante en la necesaria diferenciación que se trazaba entre los animales y los seres
humanos, en tanto nosotros, tenemos la habilidad, y a la vez necesidad, de convivir en
comunidad, así como de pensar en el rol que desempeñamos al interior de la misma,
sosteniendo en buena medida nuestra felicidad en la participación, el análisis y la toma de
decisiones que conlleven a generar bienestar individual y colectivo.

En ese sentido, los humanos, además de ser, “animales raros, que no podemos vivir solos”,
como dice José Mujica, somos seres con la capacidad de analizar el entorno y forjar una
opinión al respecto, lo que conlleva a la posibilidad de tomar decisiones que no solo nos
afectan, sino que también determinan la posición que tenemos dentro de la sociedad. Por
consiguiente, pensamos, opinamos y actuamos, según sea el caso.

No obstante, si tenemos que analizar en conjunto las características por las cuales nos
destacamos como seres vivos, a modo personal, menciono tres. En primer lugar, tal y
como lo planteo Aristóteles, el pensamiento. Este se traduce en aquella destreza propia de
los seres humanos a través de la cual nos revisamos a nosotros mismos como participes de
un grupo social y con la necesidad y la pericia para adaptarla y adaptarnos, dependiendo
de nuestros intereses.

Y este elemento de autocrítica es clave para fortalecer los vínculos entre los demás seres,
quienes a la vez realizan el mismo proceso de observación y análisis. De allí, que el hombre
necesite verse así mismo, a través del reflejo que emiten los demás, solo así es capaz de
comprender los alcances y las limitaciones que tiene a su alrededor y establezca rutas
hacia la consecución de los objetivos, de él, y de quienes le rodean.

En segundo lugar, derivado de lo anterior, la especie humana, tiene la facultad asumir una
posición, una postura ante la existencia. Al ser humano no le basta con respirar para vivir,
comer para vivir y vivir por vivir. El pensamiento, mencionado anteriormente, le obliga a
establecer juicios de valor sobre todo aquello que le sucede y lo condiciona. De esta
manera, el hombre toma, si o sí, partido, es decir, genera opiniones sobre si mismo y sobre
los demás.

De igual manera, esta capacidad desempeña un rol clave en el desarrollo de la identidad
individual y colectiva, puesto que, el generar opiniones sobre sí mismo, sobre quienes le
rodean y acompañan, refleja la capacidad de reflexión que tenemos los seres humanos a la
vez que, permite el encuentro consigo mismo y la generación de auto definiciones,
necesarias para fortalecer sus creencias y valores, siempre en referencia a las de los
demás.

Y, en tercer lugar, la facultad que tenemos los humanos para reírnos, es una consecuencia
directa de los dos aspectos mencionados hasta este momento, pero que cobra vital
importancia debido a que consolida al hombre como un ser que piensa analíticamente y
juga con dichos análisis con el fin de cuestionarse de manera permanente. Es como si
tuviésemos la necesidad de evaluarnos de forma constante y la risa fuese un mecanismo a
través del cual nos vemos al espejo, nos examinamos y de alguna manera, mitigamos los
efectos de dicha observación.

Por ello, autores como Henri Bergson, han profundizado acerca del papel que juega la risa
en relación con el pensamiento, así como esta se basa en la detección de contradicciones
en determinadas situaciones y como el hallazgo de estas son un reflejo de la inteligencia
humana. De esta manera, el ser humano, en ese análisis, profundo y decidido, que realiza
sobre el mundo y sobre si mismo, encuentra fallas y discontinuaciones que le generan
curiosidad y sobre ellas actúa generando momentos de hilaridad.

Según Bergson, cuando el ser humano se enfrenta a situaciones de si mismo, o del
contexto, en donde se rompe con las expectativas o discrepa con el deber ser, se produce
una sorpresa. Dicho sobresalto le obliga a buscar la manera de comprenderlo, como
cuando el mago realiza su truco e inevitablemente queremos saber cómo lo hizo. Así
mismo, esta relación directa con el pensamiento nos obliga a resolver dichas
incongruencias que generaron risa, produciendo así otra instancia del pensamiento en el
que se trasciende y se va más allá de lo evidente. De esta manera, la risa no es un acto
superficial y vacío que se da en el marco de lo que llamamos entretenimiento.

La risa es una acción trascendental que va en concordancia con el pensamiento, que
refuerza la idea de que somos seres racionales y sociales capaces de analizar nuestro
devenir y de sentar posiciones claras sobre el mismo. El ser capaces de reconocer las
dificultades que tiene el ser y existir en un momento determinado implica a la par la
posibilidad de transformar dicha situación según sea nuestro interés. Ahora bien, cabe
entonces preguntarse, ¿De qué y para qué nos reímos?, pues la respuesta nos lleva a
entender el estado de desarrollo intelectual y social en que nos encontramos. Entre más
complejas sean las relaciones de pensamiento analítico, deductivo, crítico y divergente
provocadas por el humor, mayor será el entendimiento y comprensión de la realidad.

Pero y entonces, ¿Quiénes realizamos el oficio de la comedia con regularidad, somos
conscientes de lo que implica hacer reír y de la importancia que tiene esa acción en las
transformaciones que requiere nuestra sociedad? ¿O simplemente nos quedamos en lo
superficial del acto hilarante, negando la trascendencia que este tiene para nosotros y
para los seres que nos rodean y escuchan cuando nos subimos a un escenario?

Por lo anterior, queda claro que no basta con reírnos por si o por no. Por el contrario, dicho
proceso, para generar risa y el resultado de la misma, es una demostración de formas
complejas de inteligencia y desarrollo que hemos alcanzado producto de la evolución.
Somos Humor sapiens sapiens, seres que ríen y por ende piensan, solo basta entonces,
corresponder a ello provocando risas, riendo, pero sobre todo pensando en las razones
por las que lo hacemos y el trasfondo del por qué lo hacemos.

ESCRITO POR: ALEJANDRO SÁNCHEZ

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