RITUALES ANTES DE SALIR AL ESCENARIO: 10 FORMAS DE ROMPER EL PÁNICO ESCÉNICO

Alguna vez mi vi un Ted Talk, de esos que uno se ve a modo de procrastinación y terminó siendo bastante útil, la verdad. La vieja decía que el lenguaje corporal se transforma en lenguaje cerebral. ¿De qué me hablas viejo? Es decir que, si uno se para o sienta o acuesta o levita como un total perdedor, en la cabeza se irá convenciendo a si mismo que es un total perdedor. Ok… si levita no puede ser un perdedor. Levitar es cool. Pero tiene sentido. ¿Se imaginan a Catherine Ibargüen sentadita como Coraje el Perro Cobarde antes de de saltar? No lo creo. Eso también quiere decir que si uno se posiciona como un super héroe, con corporalidad de grandeza, saldrá a triunfar sí o sí. Es por esto, que antes de salir al escenario, me paro cual Mujer Maravilla con los brazos en la cintura, piernas separadas, pecho aún más afuera (guiño, guiño) y mirada al futuro para que mi show no sea un completo desastre. ¿Funciona? Seeehhh… es un buena forma de engañar la mente. Eso sí, a veces me va como un culo. No tengo rituales para el triunfo pero por lo menos tengo unos mas para el pánico escénico.

Ponte en el mood. Al llegar a teatro, bar, sala de tu casa o lugar de la presentación, prepárate, antes no. No andes todo el día con la ropa del show, ni maquillado como un rockstar, no hagas el oso antes de hacer el oso. Al cambiarte de ropa, maquillarte o peinarte, estas haciendo un proceso que prepara a tu mente para el espectáculo espectacular que vas a hacer. Esto puede incrementar los nervios previos pero una vez en el escenario sientes que te has preparado. Es como entrar a un examen habiendo estudiado: puede que te lo cagues pero los nervios no se comparan a cuando entras sin haber estudiado nadita.

En el camerino, camerina. El camerino puede ser el baño del bar, el camerino 5 estrellas del Movistar Arena o la cocina de tu casa antes de leer la Oración para todos los días de la novena de Aguinaldos, no importa. Lo importante es que hay personas que creen que el camerino es para farandulear y emborracharse. Y sí. Un guaro nunca cae mal. ¿Están esperando un “pero”? Pues no lo hay. Relájateeee. Si te contrataron para el show, si vendiste boletas, si escribiste el material, si repasaste y te mentalizaste, te mereces camerinar como J Balvin. Y si no hiciste la tarea, será mejor un guaro para silenciar la conciencia de tu preparación chambona. Son tus 15 minuticos de relax después de haberte alistado, que te distraen y te invitan a disfrutar toda la experiencia.

Camínalo. Como cuando te caíste en la calle y te paraste rápido y caminaste un dolor insoportable de una raspadita de niño de pre jardín en la rodilla para difuminar la vergüenza con los pasos. Así. Minutos antes de salir al escenario, la tensión es más grande y correlativa a los nervios. Entonces además de estar en posición triunfadora (véase tip número 1), camínalo. Si tienes 1 metro camina como un perro buscando su cola o salta o algo pero el movimiento libera la tensión, de lo contrario la tensión queda adentro y resulta más presente y más tormentosa.

Aprieta culo. Ya en el escenario frente a 200, 1500 o peor aun 8 personas, me tiemblan las manos o las rodillas. Nadie realmente lo percibe, excepto uno mismo y otros comediantes que luego te lo comentan para que mejores o acabes con tu carrera. Para evitar acabar con mi carrera, aprieto culo. ¿Enserio? Sí. Y funciona muy bien. Los músculos de las nalgas/ nachas/ pompis/ glúteos/ cachetes/ estrellas del twerking hacen tal esfuerzo que la tensión se concentra ahí, en el centro del universo, dejando que las manos y rodillas cesen el tembleque perdedor.

Pásala bueno. El escenario es para gozárselo. Claro ha habido shows o públicos que parecen un castigo, pero hay que gozarse eso también. Solo cuando uno acepta que ya está montado en la montaña rusa, es cuando se la disfruta. Es el momento de brillar, de lucirse, de reír o de hacer el oso. Ni los profesores, ni los curas, ni los políticos consiguen tanta atención como un comediante, así que aprovecha para decir algo que las personas necesiten oír y de paso se caguen de la risa. Es un momento poderoso y en el disfrute esta la clave para hacerlo valer.

No le tengas miedo al silencio. Ni en el escenario ni en el sexo. No todo tiene que estar en el climax siempre. ¿Ya se imaginaron a esa mujer y hombre que exageró la gemidera desde que le quitaron el cinturón? Shhhito. La variación de tono, de pasión y de intensidad es la clave del éxito para no quedar hostigado. Y en esa melodía que diversifica el ímpetu de tu perfomance, el silencio es bienvenido para que luego las risas o gemidos se valoricen con vehemencia. Volviendo al escenario, el silencio significa que te están poniendo atención, aprovéchala para convertir aquel silencio en júbilo.

Bueno y ¿si no te están poniendo atención? Si te sientes como Clemencita, Claudita o Marquitos, el profesor de religión en el colegio, consigue la atención: consigue el silencio. Si llegó gente tarde al teatro, salúdalos y espera a que se acomoden, si se cayó una bandeja llena de vasos que duraron sonando más que una canción de salsa, haz algún comentario al respecto y espera al silencio para volver a arrancar. Si es un salón de clases y los niños simplemente no se callan, habla pasito para que tengan que hacer silencio para escuchar. Acuéstate en el escenario, quítate la ropa, ponte a llorar, algo, cualquier cosa, pero sin atención no podrás dar tu presentación y los nervios te carcomerán vivo en la tarima y amenazarán las veces futuras.

Repasa. Es el mejor antídoto para los nervios. Repasa al salir del escenario. Qué salió bien, qué salió mal, qué hay por mejorar, qué hay por agregar o quitar, etc. NO LO DEJES PARA CUANDO LLEGUES A CASA MALDITO PEREZOSO. Se te olvida. Te lo juro. Y en la siguiente presentación repasa éstas notas para ir puliendo cada vez más el acto y tener más confianza en lo que dices y cómo lo dices.

Celebra. Celebra que la toteaste o que ya se acabó el show en el que te fue maaaal. Pero celebra. Otro guarito, un tindate, salir a rumbear o simplemente pícale el ojo al reflejo del espejo y felicítalo. Esto hace que subconscientemente tengas un premio por haber superado los nervios. Y en la próxima ocasión sabrás que algo genial te espera después del show.

ESCRITO POR: SILVIA CASTAÑEDA

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