Todo el fin de semana esperando a que el lunes aparezca la supuesta “inspiración divina” para empezar a escribir (o para empezar a hacer dieta. * )
Llegará por la mañana, entrará por la ventana y me obligará a realizar lo que no he querido realizar cualquier otro día de la semana. Lo hará a las malas. A la fuerza. Sin golpear, pedir permiso o preguntar. Inspirando temor con técnicas poco ortodoxas para que haga todo divinamente. Así debe ser la “Inspiración divina” que espero me atienda este lunes. No el próximo. Con guantes de boxeo nuevo.
Todo el conocimiento adquirido en los posts** de autoayuda, anti-procrastinación y superación personal con técnicas japonesas, están acumulados en el disco duro de la inspiración divina. Conocimiento que no usará. Sabe perfectamente que no los necesitará porque son un estorbo para su labor. Preferirá la violencia por sugerencia mía.
Entrará antes de que me despierte, se asegurará de que no posponga la alarma y de paso, en alianza con ella, me lanzará un puño directo a la cara porque no hay valdado de agua que impida mis ganas de no hacer nada. Aunque no hacer nada puede considerarse como hacer algo.
Presiento que de la almohada saldrá un defensor del somnoliente en forma de humo, con cuchillo en mano, a decirle que me deje en paz. Que es mejor la inspiración de último minuto bajo presión. Se mentarán la madre asumiendo que aprenderé una lección. La mejor pelea de “ratas” no televisada en la que el defensor de la procrastinación morirá, otra vez por sugerencia mía. El mártir de la procrastinación.
Ante tanta confusión, luego de una pelea y un puñetazo, asumo que después de 2 meses de ausencia me darán ganas de ir al gimnasio justamente ese lunes en la mañana. No me dejará ir, tendré una nueva excusa para argumentar mi inasistencia, pero me agendará en su planilla para llevarme arrastrado el siguiente lunes. Así fideliza a sus consumidores la “inspiración divina”.
Después de muchos golpes en la cabeza para que fluyan cual ríos de sangre los pensamientos bloqueados por el síndrome de bloqueo creativo, se asegurará de que el trabajo se termine hasta el punto final. Se guarde correctamente y sea enviado con adjuntos incluidos. Todo el mismo lunes***.
Volviendo al ahora. Este es el modus operandi de “Inspiración Divina SAS”. Empresa de liquidación que inicio como sin ánimo de lucro y ahora lucha por ser una sociedad anónima simplificada por exceso de violencia y “Good Will”.***
*Dos cosas que, aunque no parezca, la experiencia y el fracaso me han enseñado que son mutuamente excluyentes. Maldita sea.
**Posts que me ayudan a perder tiempo valioso.
***Escrito un domingo ansioso a las 11:59 de la noche.
ESCRITO POR JUAN CARLOS MARTÍNEZ