UNA CARICIA ARTIFICIAL – NICOLÁS SAMPER

En una comida, con amigos, alguien pregunta si ya usamos el Chat GPT.

—¿Lo has usado para escribir algo?

—Sí, le pedí que hiciera un cuento de robótica con el tono de Gabriel García Márquez.

—¿Y tú?

—No, me da miedo conversar con una máquina.

—Yo sí lo usé. Le pedí alqunos consejos para la tusa.

—¿Y qué tal? ¿Sí sirvieron?

—Fue bastante útil, la verdad.

Esta es la siguiente etapa de la historia. Esta interacción entre lo humano y lo biológico, que dominamos gracias a la tecnología, hoy da la vuelta y, tal vez,nos pegue un gancho en la quijada. Me explico. Cuando hablo de la interacción entre la especie humana y la naturaleza me refiero a la historia: el tiempo de los humanos. Y hemos dominado a la naturaleza gracias a la tecnología, que puede ser el dominio del fuego, la transformación de piedras y maderas en instrumentos: una lanza, un hacha, un recipiente que soporta el calor de las llamas. Ese es el relato del dominio humano de la naturaleza con la tecnología.

Pero, el año pasado, el Chat GPT llegó a 100 millones de usuarios. Luego de dominar el fuego, le vamos a servir en bandeja de plata el dominio de la historia a una máquina que es capaz de escribir un episodio de Seinfeld como si fuera Quentin Tarantino. Ocupa nuestra atención en millones de conversaciones y ahora es foco de las protestas del sindicato de escritores de Hollywood. ¿Qué va a pasar con la humanidad si esta Inteligencia Artificial nos domina?

Esa no es la cuestión: eso ya está pasando. Desde que uno de mis amigos prefirió preguntarle a la Inteligencia Artificial qué hacer para la tusa, en vez de llamar a un amigo, pasamos a la siguiente etapa de nuestra relación con la tecnología: le pedimos que nos diga qué hacer. La usamos como un oráculo.

Hace 2800 años, en Delfos, los helenos (no confundir con los elenos, que en algunas regiones de Colombia dicen qué hacer) llegaban al templo de Apolo Pito para preguntar por su destino: “¿Debo salir a batallar por mi rey?” “¿Debo recitar esta Odisea y esta Ilíada?” “¿Cómo puedo obtener el amor de Helena?”  “¿Será que le acaricio la melena?” Y tantas otras dudas que marcaron la mitología del mundo griego como orígen de la civilización occidental. El oráculo ofrecía respuestas y las pitonisas, sacerdotisas del templo, contestaban: “Batallarás, pero no por tu rey, sino por el reino de tu voluntad.” “Helena está casada y su melena oculta un gran secreto. Acaricia el secreto y ganarás su amor.” “Homero, ¿podrías recitar otra cosa que no fuera tan larga como la Ilíada o la Odisea?”

Ahora, somos íntimos con Chat GTP. Pronto, le vamos a pedir que nos acaricie el secreto. Hemos pasado por muchas etapas de este dominio de la naturaleza. Siempre han estado presentes las religiones. Siempre alguna forma sacerdotal ha interpretado los mensajes de los cielos, de los vientos, del agua, de la tierra y hasta del infierno. Ahora, creo que hemos cambiado los mensajes de todos esos elementos para crearnos nuestro propio infierno.

Para muchos, ya hay algún oráculo en las redes sociales que compiten por nuestra atención. Los horóscopos de Mía Astral, las frases de la Rubia Inmoral, la última historia de nuestra psicóloga de cabecera. Esas mujeres, independientemente de sus creencias, son humanas. Son como las pitonisas de Delfos. Con algunas tenemos intimidad, pagada, como con la sicóloga. Pero de resto, solo la tecnología nos demandaba nuestra atención. Pero, ¿qué pasa cuando decidimos conversar con Chat GPT y contarle, como amigo hizo, que estamos entusados?

A las redes sociales, a Google y a Apple, a Rappi y a Spotify, les hemos dado nuestros datos. En muchos casos, les pagamos por darles nuestra información. Pero, ahora entregamos nuestra intimidad a una tecnología que, en cada conversación, aprende más sobre nosotros y podría conocernos mejor que nosotros mismos.

Así se perdería el dominio humano de la historia. Si antes, la historia era el dominio humano sobre la biología, por medio de la tecnología, ahora vamos a tener una historia que en la que la técnica domina a la biología y a los humanos. ¿En verdad queremos eso? ¿Le daremos el placer de acariciarnos el secreto?

Escrito por: NICOLÁS SAMPER

Abrir chat
1
Scan the code
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?